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Foto del escritorDe Pura Casta Web

ROCA REY SE RECONCILIA CON SEVILLA Y LOGRA SALIR POR LA PUERTA DEL PRÍNCIPE


Foto: Maestranza – Pagés


Va llegando a su fin la Feria de abril, y la tarde de este sábado 20 fue una auténtica sinfonía taurina, llena de emoción, valor y maestría. Con un cartel que prometía emociones fuertes, el líder del escalafón, Andrés Roca Rey, se enfrentaba a la afición sevillana con el desafío de reconquistar su favor después de una tarde complicada tan solo una semana atrás, pues fue también un sábado cuando el público de la Maestranza le dio la espalda cuando se puso al frente de la corrida de Victorino Martín. Esto ya encendía el morbo de muchos, sobre todo de los detractores del diestro limeño.


Desde el primer instante, la plaza vibró con la emoción del encuentro entre la primera figura del toreo y dos jóvenes ilusiones sevillanas, Juan Ortega y Pablo Aguado. Pero fue Roca Rey quien, con su temple, valor y entrega, se alzó como el gran triunfador de la tarde, conquistando la Puerta del Príncipe por segunda vez en su carrera.


El primer toro de la tarde, “Tordillo” de Victoriano del Río, no ofreció muchas opciones, pero Juan Ortega supo sacarle partido con su elegancia y temple característicos. A pesar de la falta de fuerza del toro, Ortega hilvanó algunas series templadas en redondo, arrancando los aplausos del respetable.

El cuarto toro, “Ebanista”, complicó las cosas para Juan Ortega, que buscó lucirse con el percal sin mucho éxito. Inició bien por doblones, sin embargo, el astado resultó flojo y no permitió exhibirse como hubiera gustado. A pesar de los esfuerzos del diestro trianero, la faena no alcanzó la intensidad deseada y tuvo que conformarse con el reconocimiento del público. Muy bien estuvo con el estoque.


Fue en el segundo toro, “Cojito”, cuando Roca Rey comenzó a escribir su historia de triunfo, atestando un duro golpe contra sus detractores. A pesar de la escasa presentación del toro, que quizá fue el peor presentado de lo que va de feria, el peruano cuajó una faena vibrante y entregada, conectando de inmediato con la afición sevillana. Inició la faena con ajustados pases cambiados por la espalda de rodillas que inmediatamente transformaron la plaza en un caldero. Al instante empezó la música, la Banda del Maestro Tejera interpretó el pasodoble “Puerta del Príncipe”, como un augurio de lo que vendría a continuación. Con muletazos profundos, al natural, arrimándose, toreando en redondo, incluso llegando a ser cogido sin consecuencias, Roca Rey demostró su maestría y su valentía indomable. Ajustado el remate por bernardinas que puso colofón a su labor. El público estaba nuevamente a su merced, enmendando el error pasado, que quedará ahora como una anécdota. Una estocada certera y dos orejas pusieron al peruano en el camino hacia la gloria. Faltaba un toro más

Con el quinto astado, “Descreído”, Roca Rey confirmó su dominio absoluto en la plaza. A pesar de las dificultades del toro, el peruano demostró su valentía y su determinación, plantándose en el ruedo con firmeza y decisión. Con una faena arriesgada iniciada por estatuarios Andrés buscaba conectar con el toro que no humillaba, llevándolo a los medios donde impuso su poder y mando, arrancándole todo lo que podía al animal que se frenaba peligrosamente, dejando momentos de abrumadora incertidumbre, dejando a todos con los pelos de punta ante una absoluta muestra de valor. Conectó de nuevo con los tendidos, que respondieron con clamorosos aplausos. La tuvo complicada al entrar a matar, pero dejo una estocada entera y cayó una merecida oreja que le abrieron las puertas de la gloria. Segunda Puerta del Príncipe para el peruano que se sigue consolidando como figura del toreo.


El tercer toro del festejo, “Soleares”, brindó a Pablo Aguado pocas oportunidades para mostrar su calidad y su temple. A pesar de la embestida incómoda del toro, Aguado supo imponer su elegancia y su buen gusto, realizando una faena llena de detalles y primores. Aunque no logró conectar plenamente con el público, dejó patente su calidad torera y su clase indiscutible. Pasó un fuerte susto al entrar a matar siendo prendido por el pecho; dejó una certera estocada después. Una ovación reconoció su esfuerzo y su entrega.

El sexto y último toro de la tarde, “Forajido”, brindó a Pablo Aguado la oportunidad de brillar una vez más. A pesar de que una ligera lluvia que caía sobre Sevilla, Aguado demostró su clase y su buen gusto, realizando una faena llena de sublimidad, toreando mus despacio y con suavidad, acariciando las embestidas y gustándose. Faltó un poco más de fondo de parte del toro para poder sellar una faena rotunda. Él sevillano conquistó al público, que respondió con entusiasmo. Una estocada certera le valió una merecida oreja.


En la cúspide de la tarde, el cielo sevillano fue testigo del triunfo abrumador de Andrés Roca Rey, quien, con un toreo valiente y entregado, conquistó la Puerta del Príncipe por segunda vez en su carrera. Andrés nos demostró que en la tauromaquia encontramos la verdad desnuda, la belleza salvaje, la emoción pura. En cada pase, en cada lance, en cada estocada, se esconde un mundo de emociones y sensaciones que solo aquellos que han sentido la magia de la plaza pueden entender.

Ortega no pudo repetir la apoteosis que fue su anterior comparecencia, pero sin duda está por el buen camino para consolidarse como figura. Pablo Aguado se mostró siempre en torero y nos brindó los detalles más taurinos de la tarde, va a buen paso para lograr el afianzamiento. Ambos, aunque mostraron destellos de calidad, no pudieron hacer frente al dominio indiscutible del torero peruano. Sevilla, coreando su nombre, volvía a rendirse ante la grandeza de Roca Rey.

 

Ficha del festejo

Real Maestranza de Sevilla

Sábado 20 de abril de 2024

Décimo cuarta de abono

Lleno de “No hay billetes”

Cuatro toros de Victoriano del Río y dos de Toros de Cortés (3º y 5º). Disparejos y justos de presentación; anovillado el 2º. Desiguales en comportamiento. Difíciles, mansos y sosos en su mayoría. Bravo el 2º, con un buen pitón izquierdo. Con clase el 6º que se dejó.

JUAN ORTEGA: Ovación y Silencio

ROCA REY: Dos orejas y Oreja

PABLO AGUADO: Ovación y Oreja

 

 

 

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