El Día del Libro se celebra el 23 de abril en conmemoración del fallecimiento de tres grandes escritores de la literatura mundial: Miguel de Cervantes, William Shakespeare y Garcilaso de la Vega, todos ellos fallecidos en la misma fecha, aunque en años diferentes. Esta efeméride fue propuesta por la UNESCO en 1995 para rendir homenaje a la literatura y fomentar la lectura, así como para promover la protección de la propiedad intelectual y el derecho de autor.
El Día del Libro, es una celebración global que exalta la magia de la literatura y el poder transformador de las palabras, nos brinda también la oportunidad de rendir homenaje a aquellos que han entrelazado sus vidas con la tauromaquia. El aroma a tinta fresca y papel añejo se mezcla con el eco del ole de las plazas, elevando este arte milenario a la esfera de la alta cultura a través de sus magistrales obras plasmando la pasión, la tragedia y la belleza que encierra.
A lo largo de la historia, han emergido figuras excepcionales que han combinado su pasión por la tauromaquia con su talento literario, dejando un legado inigualable que enriquece ambas disciplinas. Un notable representante de ello es Nicolás Fernández de Moratín, padre del dramaturgo y también aficionado Leandro Fernández de Moratín. Este escribió el poema «Fiesta de toros en Madrid», escrito en quintillas. Dedicó una oda pindárica al torero Pedro Romero titulada Canción a Pedro Romero, donde muestra un estilo popular, fluido y sencillo. Sobre el tema taurino escribió también, en prosa, el folleto Carta histórica sobre el origen y progresos de las fiestas de toros en España.
Otro gran exponente es Ramón del Valle Inclán, celebre dramaturgo, poeta y novelista del movimiento modernista y en sus últimas obras perteneciente a la generación del 98; fue mucho lo que dijo sobre la fiesta, pero se recuerdan sobre todo aquella profunda frase “Si nuestro teatro tuviese el temblor de las fiestas de toros, sería magnífico. Si hubiese sabido transportar esa violencia estética, sería un teatro heroico como La Ilíada... Una corrida de toros es algo muy hermoso”.
Vicente Aleixandre dedico mucha de sus obras a los toros, miembro de la Real Academia Española desde 1949 y premio Nobel de literatura en 1977, perteneció a la generación del 27.
Rafael Alberti, reconocido como poeta, miembro de la generación del 27, está considerado uno de los mayores literatos de la llamada Edad de Plata de la literatura española. Dedicó una extensa y rica recopilación de poemas a los toros; en una oportunidad declararía ““He sido siempre un gran aficionado a los toros, a pesar de estar tantísimos años, creo que veintiuno, sin ver una corrida -por su exilio americano- (…) sigo pensando que los toros son una fiesta única, llena de cosas inexplicables (…) Y ser torero me parece también algo maravilloso, casi mágico”.
Federico García Lorca, adscrito a la generación del 27, fue el poeta de mayor influencia y popularidad de la literatura española y como dramaturgo se le considera una de las cimas del teatro español del siglo XX. Plasmó su pasión por la tauromaquia en obras como su poemario "Poeta en Nueva York" y el célebre "Llanto por Ignacio Sánchez Mejías", donde explora la muerte, el dolor y la tragedia tras el fallecimiento del famoso torero, cuñado de “Joselito”. Una de sus frases más famosas y reconocidas es «Los toros es la fiesta más culta del mundo».
José Ortega y Gasset, fue una de las inteligencias más penetrantes de todos los tiempos. Su obra tiene un peso que rebasa los límites de la retórica y conquista las multitudes. Su máxima aportación a la tauromaquia fue la idea de la publicación del “Tratado Técnico e Histórico Los Toros”, más conocido popularmente como EL COSSIO. Ortega con el mismo acierto de un buen apoderado taurino ficha a Cossío, para emprender la más ambiciosa aventura editorial del mundo de los toros. Así le hace saber a Cossío mediante su pariente José María de Corral, catedrático de Medicina de su interés por que sea él y no otra persona, quien emprenda esta publicación. De todas las anécdotas de Ortega con la fiesta hay una especial que destaca, ocurrida en un restaurante de Madrid. En dicho almuerzo Ortega pidió a Cossío que le presentara a Rafael “El Gallo”, a quien admiraba profundamente. Compartieron mucho y se habló de todo en esa amena tertulia; cuando esta finalizó y “El Gallo” al despedirse Ortega, comentó que quien era la persona que los había acompañado en tal feliz velada, José María de Cossio le comentó de que Ortega era filósofo y de que su trabajo consistía en dedicarse a pensar, es allí que el pronunció la famosa frase que ha pasado a la posteridad: “Hay gente pa tó!”
José María de Cossío fue un escritor y polígrafo español miembro de la Real Academia Española y autor de un monumental tratado taurino. Experto y gran aficionado al mundo taurino, fue amigo de toreros como José Gómez Ortega "Joselito"; Ignacio Sánchez Mejías; Rafael Gómez "El Gallo"; Pepe Luis Vázquez; Antonio Bienvenida, y Domingo Ortega. En 1934 inició la redacción de su monumental obra dedicada a la tauromaquia, LOS TOROS, en cuatro volúmenes, publicados entre 1943 y 1961. La realización de un tratado técnico e histórico sobre la fiesta de los toros, fue idea de José Ortega y Gasset, que propuso en 1934 a Espasa-Calpe y cuya realización sugirió a José María de Cossío. Aquel año inició Cossío la preparación de la obra, a la que dio el título de “Los Toros”. En 1935 empezó a colaborar Miguel Hernández, y en 1937 lo hizo Antonio Díaz Cañabate. El resultado fue una obra monumental, la mejor y más completa de cuantas se hayan escrito sobre la fiesta y ha tenido la máxima proyección, hasta el punto de que rebasa el interés del específico mundo taurino.
Ernest Hemingway, escritor y periodista estadounidense, uno de los principales novelistas y cuentistas del siglo XX. Ganó el Premio Pulitzer en 1953 por “El viejo y el mar” y al año siguiente el Premio Nobel de Literatura por su obra completa. Era un apasionado de la cultura española y de la figura del toro, así lo demuestra en una de sus novelas más populares, considerada un clásico de la literatura moderna. Por ello, una de sus fiestas preferidas era San Fermín en Pamplona. Entabló gran amistad con gente del toro, entre ganaderos y toreros, donde destaca su gran relación con Antonio Ordoñez. El autor estadounidense escribió las obras Fiesta (1926), Muerte en la tarde (1932) y El verano peligroso (1960), donde opina con suficiencia sobre el mundo de la tauromaquia.
Damaso Alonso también incluyó a la tauromaquia en sus composiciones. Fue escritor y filólogo, director de la Real Academia Española, la Revista de Filología Española y miembro de la Real Academia de la Historia, fue Premio Nacional de Poesía de España en 1927 y Premio Miguel de Cervantes en 1978.
Camilo José Cela fue un novelista, periodista, ensayista, editor de revistas literarias y conferenciante de renombre. Fue académico de la Real Academia Española y resultó galardonado, entre otros, con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1987, el Premio Nobel de Literatura en 1989 y el Premio Cervantes en 1995. El escritor gallego confesó que se hizo aficionado taurino ya tarde, es decir a los diecisiete o dieciocho años, en su opinión se trata de una práctica llena de matices de la que infiere: "No he conocido espectáculo alguno de mayor vistosidad y grandiosidad. Dudo que las peleas de gladiadores en el circo romano pudiesen aventajar a los toros en esto". Fue amigo de Luis Miguel Dominguín, Domingo Ortega y Los Bienvenida. Con Camilo José Cela nos encontramos ante un novelista de gran alcance que concluye tajante: "Por haber tomado la alternativa en la plaza de Madrid hubiera dado toda mi carrera literaria", algo que ya dice mucho de su afición. En sus últimos años, y con una rica producción literaria y renombre a nivel mundial, declaró: "Yo quise ser torero, pero solo he llegado a Premio Nobel".
Gabriel Garcia Marquez, escritor y periodista colombiano, reconocido por sus novelas y cuentos. En 1982 recibió el Premio Nobel de Literatura «por sus novelas e historias cortas, en las que lo fantástico y lo real se combinan en un mundo ricamente compuesto de imaginación, lo que refleja la vida y los conflictos de un continente». García Márquez fue un amante de los deportes, en especial de la fiesta brava, de la cual fue profundo defensor y aficionado. Se le vio muchas veces en las plazas de toros de Colombia, México y España, disfrutando de los espectáculos. Sobre su defensa al arte de los toros llegó a declarar "Si la tauromaquia está destinada a morir, quisiera verla morir con honor y como se merece, cuando los taurófilos dejemos de ir a las plazas, y no cuando alguien ajeno me lo quiera imponer".
Mario Vargas Llosa, controvertido escritor peruano considerado uno de los más importantes novelistas y ensayistas contemporáneos. Sus obras han cosechado numerosos premios, entre los que destacan el Nobel de Literatura 2010, el Cervantes 1994 —considerado como el más importante en lengua española—, el Príncipe de Asturias de las Letras 1986, el Biblioteca Breve 1962, el Rómulo Gallegos 1967 y el Planeta 1993. En varias entrevistas y declaraciones públicas se ha mostrado en favor de la fiesta brava; una de sus frases más importantes fue «El toro bravo existe porque existen los toros; si no, desaparecería. Es una creación de la Fiesta taurina. Y es un animal privilegiado, tratado con inmenso amor, aunque lo ignoren muchos animalistas. Se realiza en las Plazas de toros».
Fernando Savater, es un reconocido filósofo español. Dentro de su basta producción intelectual, publicó en 2010 “Tauroética”, donde nos dice que el tema de los toros es filosófico, y más precisamente, ético. La idea detrás de Tauroética es que existen argumentos morales a favor de las corridas de toros por lo que ser taurino es una opción ética legítima. Se ha pronunciado enérgicamente contra los antitaurinos y abolicionistas. "No hay que defender los toros, hay que negarse a que sean condenados desde un punto de vista ético. No es que desde el punto de vista ético haya que defender los toros, es que no existe argumento ético para condenarlos. Los que quieren prohibir los toros se apoderan de un lenguaje de la ética, imponiendo su visión, pero nosotros sólo pedimos que respeten la libertad de los demás" y "Los que comparan la fiesta de los toros con los nazis o los campos de concentración son los que incurren en la barbarie en el sentido literal del término, porque el bárbaro desde los tiempos antiguos es el que no distinguía entre el hombre y el animal", fueron algunas de sus declaraciones.
Estos son solo algunos de los representantes del mundo de la pluma que ha combinado su talento con su afición por la tauromaquia. La literatura nos permite viajar a través del tiempo y el espacio, conocer diferentes culturas y perspectivas, y conectar con las emociones más profundas del ser humano. A través de las palabras, podemos reír y llorar, amar y odiar, sentirnos esperanzados o desesperados.
Los libros nos ofrecen un refugio en el que podemos perdernos entre historias fantásticas o reflexionar sobre la realidad que nos rodea. Nos permiten ampliar nuestros horizontes, desarrollar nuestra empatía y cultivar nuestro espíritu crítico.
En un mundo cada vez más globalizado y homogéneo, es fundamental defender la riqueza y la diversidad de nuestras culturas. Tanto la literatura como la tauromaquia son expresiones culturales únicas que merecen ser preservadas y protegidas.
Defender estas artes no significa negar la existencia de diferentes opiniones o perspectivas. Al contrario, se trata de promover el diálogo, el respeto y la tolerancia, valores esenciales para una sociedad sana y plural.
En este Día del Libro, celebremos la magia de la literatura y la riqueza cultural de la tauromaquia, dos pilares fundamentales de nuestra identidad. Juntos, podemos construir un futuro en el que estas artes continúen inspirando, enriqueciendo y transformando vidas.
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